La guerra ha estallado. Tras semanas de escalada militar y tensión en la frontera de Ucrania, Putin ha decidido autorizar una intervención militar para, según dijo en el mensaje de la nación emitido esta madrugada, proteger a los ciudadanos de los “abusos y del genocidio” del Ejecutivo ucranio de Volodímir Zelenski.
Esta guerra no es fruto de una decisión repentina de Putin, sino que se articula como parte de un conflicto bélico y geopolítico de largo recorrido histórico. El propio dirigente ruso señalaba recientemente, bajo su óptica anticomunista, la importancia de los acontecimientos del siglo pasado en esta escalada militar y se remontaba a la Unión Soviética: “Ucrania fue un invento de los bolcheviques. Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo un territorio que pertenecía al imperio ruso”. Tras la caída de la URSS y la conformación de la Federación Rusa, Moscú admitió el nuevo orden geopolítico en su entorno cercano y tuvo que reconocer que Ucrania se estableciera como un país independiente. Desde esa perspectiva, Putin defiende que las fronteras de las repúblicas soviéticas nunca fueron reales, sino que eran nominales, y señala a la supuesta centralidad de la URSS.El origen más reciente a este conflicto armado se remonta a la promesa incumplida que la OTAN le hizo a Gorbachov tras el Pacto de Varsovia. Un acuerdo verbal en 1990 que ha quedado en el olvido y que explica parte de las tensiones entre Rusia y Occidente.
La Alianza Atlántica prometió a Gorbachov, cuando la URSS emprendía su camino final, que no ampliaría su influencia hacia el este y desde Rusia se considera que este pacto no se ha cumplido, justificando así la movilización de tropas en el entorno durante los últimos años. De hecho, la OTAN ha movilizado tropas en el entorno del país ucraniano, que además podría entrar dentro de la alianza en los próximos meses. Todo ello explica la escalada militar que vive la zona y la movilización de tropas rusas en la frontera durante las últimas semanas.
2004, la mayor ampliación de la OTAN
Pese al acuerdo que Gorbachov arrancó a los mandatarios de Occidente, la influencia de la OTAN se ha ido expandiendo hacia el este desde que cayó la URSS. En 1997, Boris Yeltsin, llegó a nuevos acuerdos con la Alianza Atlántica, que permitieron que en 2004, ya con Putin en el poder, los países bálticos entrasen dentro de la organización. Sin embargo, el presidente ruso, por entonces, ya tenía claro que Ucrania era una línea roja que nunca iba a permitir que se traspasase.
En ese momento, la OTAN consumo la mayor ampliación de su historia acogió bajo su seno a Eslovenia, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria y las ex repúblicas soviéticas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania.
Acuerdo de Asociación entre UE y Ucrania
En 2014, la Unión Europea y Ucrania firmaron un acuerdo de asociación. La firma de este documento no suponía la entrada del país en la UE, pero sí garantizaba una ampliación de los vínculos políticos y económicos, lo que alejaba a los ucranianos de la influencia de Putin.
Euromaidán, el clamor previo al acuerdo de asociación
La firma de este acuerdo estaba programada para finales de 2013, pero el Gobierno suspendió la firma del tratado, en parte, debido a las presiones rusas. Todo ello desembocó en un estallido social de protestas, el denominado Euromaidán, con un tinte europeísta y nacionalista. Esta convulsión se extendió por todo el país durante varios meses y se saldó con la salida del presidente prorruso Víktor Yanukóvich.La revolución proeuropea del Euromaidán también generó una reacción contraria en la península de Crimea, pues el viceprimer ministro de la región, Rustam Temirgalíev, impulsó un referéndum de autonomía en marzo de 2014, poco después de la salida del primer ministro ucraniano del poder, y declaró la independencia del territorio el 18 de marzo.