En el último año y medio se instalaron 7.500 ingenieros. Ahora buscan trasladarlos hacia las provincias que más los necesitan. Cuatro historias de universitarios que debieron emigrar incluso contra su voluntad .
El año pasado, por primera vez, los venezolanos lideraron el ranking de nacionalidades que se radicaron en el país. La tendencia desde 2015 es que cada año se duplique su llegada. Primero pasó de 2.626 a 5.784. En 2016 alcanzó los 12.859. En 2017 se instalaron 31.167 y en 2018 la cifra llegó hasta 70.531. Desde que comenzó el éxodo, arribaron unos 130.000 venezolanos.
De acuerdo con los últimos datos de Migraciones, se trata en su mayoría de población económicamente activa, pujante y altamente calificada, con estudios universitarios, en especial en áreas de vacancia en Argentina, como las ingenierías o enfermería. La apuesta ahora está en conectar esa oferta profesional con la demanda. Hoy el 82% de los ingenieros arribados vive en la ciudad de Buenos Aires.
“Es un gran déficit del Estado argentino. Desde 1900, con el Hotel de Inmigrantes se intentó llevar la fuerza laboral de los extranjeros hacia los lugares que la Argentina requería de su esfuerzo. Hoy el 87% de los venezolanos manifiesta estar dispuesto a salir de Buenos Aires en busca de trabajo. Nosotros debemos renovar el contrato de confianza con las provincias: que no crean que vamos a enviarle a los migrantes que no tienen destino”, le dijo a Infobae Horacio García, director nacional de Migraciones.
García adelantó que, en breve, presentarán una plataforma en la que se desplegará toda la demanda insatisfecha de las provincias para vincularla con la oferta laboral de los migrantes. Así, por ejemplo, se mostrarán las posibilidades de trabajo petrolífero en Vaca Muerta, en la cuenca neuquina.
El de las ingenierías es un caso aparte. La universidad venezolana se caracterizó por producirlos, pero muchos de ellos escaparon. En los últimos cuatro años, cerca de 14.000 se radicaron en Argentina, un país que los necesita, que solo produce 1 ingeniero cada 6.300 habitantes. Del lado opuesto, países desarrollados como China generan 1 cada 2.000.
La necesidad de esos perfiles profesionales está, pero los venezolanos, incluso los más calificados, suelen toparse con dificultades para insertarse en el mercado laboral. “Principalmente porque nuestra idiosincrasia es bien distinta. Incluso el vocabulario técnico es sumamente diferente”, explicó Carmen. La dificultad los llevó, en principio, a armar un grupo de Whatsapp de ingenieros que, poco a poco, se convirtió en una comunidad en la que intercambian anuncios de trabajo e inquietudes.
Pese a las vicisitudes, Argentina presenta ciertas ventajas. “Es uno de los países más abiertos a la inmigración en Latinoamérica y aunque el desarrollo petrolero no es tan grande como en Venezuela, también tienen una industria importante”, planteó la ingeniera.
Incluso, en febrero de 2018, el Gobierno simplificó la validación de títulos para venezolanos y refugiados sirios. La resolución 230/2018 estableció un trato preferencial. “El caso venezolano es una excepción que se hizo por una cuestión humanitaria. La idea es que puedan encontrar trabajo rápidamente. Toda persona que quiere contribuir con el desarrollo del país siempre será bienvenido”, dijo el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, que recibió a profesionales venezolanos casi un año después de la firma de la resolución.
En realidad, la resolución deja de hablar de revalidación de títulos para hablar de convalidación. Es decir, los títulos universitarios reciben el mismo trato que se le da a los expedidos por países con los que se tiene convenios educativos. Desde que se firmó la norma, entre los que están en proceso y los que terminaron su trámite, 2.956 profesionales venezolanos se valieron de ella.