El especialista realizó un diagnóstico crítico de la gestión ambiental y señaló la ausencia de políticas públicas que combatan los desafíos ambientales que tiene el país.
En lo referido a la injerencia política en las problemáticas ambientales más salientes, Federovisky indicó que “en los últimos 30 años la política ambiental ha sido un fracaso estrepitoso, casi diría de manera independiente de quien gobernara. Por supuesto hay matices. Creo que el Gobierno que termina ha puesto el ojo decididamente en el marketing, en las frases hechas, las consignas, pero no en una transformación de fondo”.
El especialista realizó un diagnóstico crítico de la gestión ambiental y señaló la ausencia de políticas públicas que combatan los desafíos ambientales que tiene el país. “Argentina en particular tiene como desafío la constitución de dos agendas. Una es sobre lo urgente, que contiene lo que ya no se puede esquivar: la basura y la gobernanza del agua. En Argentina, siete de cada diez cursos de agua ,de los que se toma agua para potabilizar, están contaminados, hay un problema de saneamiento que nadie ha atendido, porque eso se atiende con lógica ambiental y no con lógica ingenieril. También está frenar la pérdida de los bosques nativos lo antes posible, aún sabiendo lo complejo que es cuando el modelo productivo empuja en la dirección opuesta, para el cual el bosque nativo es un estorbo.
Después la agenda de lo imprescindible, de la que Argentina no puede escapar porque es un país de recursos naturales. Es necesario atacar a los valores éticos principales que hacen al ambiente: la biodiversidad, una matriz energética sustentable, la preservación de los suelos, los modos menos lesivos para el ambiente de obtención de productos que provienen de los recursos naturales, poner al país en una senda de competitividad externa con valor ambiental. El mundo va a dejar de comprar productos con una mala trazabilidad ambiental”, explicó.
Federovisky utilizó como ejemplo a seguir a Uruguay, país que implementó fuertes reformas en su matriz energética y en la actualidad exporta energía eólica. “Me parece interesante porque claramente es resultado de una política de Estado. Yo creo que es la demostración de que cuando hay políticas públicas las cosas cambian en materia ambiental y se pueden ver cambios en tiempos relativamente cortos”, expresó.
“El principal problema es la basura”
En el país existen 5.000 basurales a cielo abierto, más de dos por municipio en promedio. El ambientalista señaló que los métodos utilizados para el tratamiento de la basura están desactualizados, lo que repercute en el ambiente y transforma a la basura en el principal problema.
“Uno de los motivos del fracaso es de gestión: la Ley de presupuestos mínimos de residuos sólidos urbanos ofrece una coartada magnífica para quien se hace cargo de la cuestión ambiental en el Estado Nacional, que es que la basura es una competencia municipal. Sobre esa base, que los municipios hagan lo que puedan. Es perverso pensar que puede ocuparse de la misma manera un municipio perdido en La Puna que en Rosario. Allí está el fracaso. No tiene justificativo ético que nosotros veamos el desastre que son esos basurales a cielo abierto. El Estado Nacional debe ocuparse de todo, saltar esa excusa y tratarlo como lo que es: un problema ambiental que afecta a los 44 millones de argentinos, sin distinción alguna. Hay que hacer una planificación federal, con la articulación necesaria con las provincias y los municipios, y eso debe resolverse en una gestión, en cuatro años de gobierno y luego sí serán los municipios los que operen lo que quede allí, un relleno sanitario. Los países que han solucionado el tema de la basura, lo han hecho mediante políticas de gestión integral y en Argentina hacemos exactamente lo contrario”, destacó.
Federovisky hizo hincapié en la gestión estatal y consideró que es la única manera de conseguir resultados: “Sin una política pública explícita, activa, no se va a resolver el problema. Pretender resolverlo diciéndole a la gente que separe la basura en la casa es una zoncera. La ausencia de política pública lo que hace es potenciar discursos individuales creyendo que de ese modo se compensa lo que el Estado no resuelve”.
“El modelo productivo de alimentos está en crisis”
Federovisky calificó al modelo productivo argentino como “insustentable”. Destacó que las políticas públicas hasta la actualidad no tuvieron una mirada ambiental y que el Estado Nacional resuelve los distintos conflictos de manera fragmentada, sin participación de la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
“Estamos teniendo un modelo agropecuario que no solamente es insustentable en sí mismo, además es un modelo de producción de alimentos que daña la salud de la gente. No se trata solamente de una mala praxis, no es el problema de un fumigador, es la insustentabilidad del modelo. Está en crisis porque en diez años multiplicó por diez la cantidad de agroquímicos que vuelca sobre el suelo, porque los productos frescos como frutas y verduras viajan 400 km por día para llegar a una mesa, porque al mismo tiempo no tienen estacionalidad. Si ese modelo está en crisis hay una obligatoriedad moral del Estado de buscar una alternativa, y que no sea beneficiar solamente a los grandes productores de soja lo que determine el modelo. ¿Es posible un modelo de granjas agroecológicas alrededor de las ciudades de 100.000 habitantes? No lo sé, pero hay que probarlo, porque hay una obligatoriedad ética y moral del Estado de solucionar el problema”, sentenció.
“La conciencia ambiental no alcanza”
En el balance de la situación ambiental de los últimos años, Federovisky destacó que si bien hay más conciencia ambiental que en el pasado, esto no es suficiente para dar solución a la problemática: “Si todos los indicadores han empeorado, la conciencia no era la solución. La solución son las políticas de Estado, que debe aprovechar esa conciencia para tomar decisiones con sustento social”.
En su faceta periodística, Sergio Federovisky conduce “Ambiente y medio” en la Televisión Pública, el único programa de Ecología del país. “Hay que reconocer que en la agenda real cotidiana la cuestión ambiental no está. Lo curioso es que pareciera que está porque todos hablamos de eso. No me pone orgulloso que ambiente y medio sea el único programa de ecología de la televisión argentina. Es verdad que hay una dificultad para tratar estos temas porque no es un negocio. Yo creo que los medios de comunicación tienen una responsabilidad social y pública más allá de lo que vende y no vende”, expresó.
“Para las nuevas generaciones el progreso es otra cosa”
Federovisky consideró que, a pesar de la ausencia de políticas públicas ambientales, se está desarrollando un cambio de paradigma que involucra a las nuevas generaciones. “Se está construyendo un nuevo umbral de valores que ya no se discute y tiene dos principales: la igualdad de género y la cuestión ambiental. Esas nuevas generaciones que serán las que en un tiempo cercano tomen las decisiones públicas, van a tener incorporado otra escala de valores distinta a la generación que actualmente está ejerciendo la política”, explicó.
“Queda de manifiesto que el progreso para las nuevas generaciones es otra cosa que lo que era hace 50 años, porque para la generación que se está yendo de la política (la mía) el progreso se mide en kilos de hormigón, en naturaleza destruida. Creo que toda esta corriente joven trae una idea distinta de progreso, mucho más amigable”, afirmó.
“Los recursos no tienen dueño”
Al ser consultado por el conflicto que sostiene la Provincia con Mendoza por el río Atuel, Federovisky expresó que a pesar de ser un conflicto complejo porque implica intereses contrapuestos, “demuestra la seria dificultad que tiene el hombre para entender a la naturaleza, porque supone que la colocación de límites jurisdiccionales decide sobre la naturaleza cuando es exactamente al revés. Los límites son convenciones muy posteriores. Parece una tontera pero si no se arranca pensando desde ahí, desde que nadie es dueño de nada va a ser muy difícil de encontrar una solución. Hay que desnudar la ignorancia”, concluyó.