Escándalo:La corte suprema de justicia española proteje la corrupción en ejercito español.

“Tenemos a un capitán, condenado por 28 agresiones sexuales, que sigue siendo capitán y que le han ascendido. Tenemos al teniente coronel que acosó sexualmente a la comandante Zaida Cantero, y que le han ascendido y sigue siendo militar. Dentro de las FFAA tenemos a día de hoy incluso a militares que torturaron a dos prisioneros en Irak, tenemos a malversadores, tenemos a un teniente que estuvo vendiendo ordenadores en Ebay, que los robaba y los vendía, y hoy sigue siendo militar”, explica Segura sobre los casos que ha denunciado públicamente y que, además, están publicados en prensa.

El exteniente español Luis Gonzalo Segura dice esodespués de que el Tribunal Supremo confirmara su expulsión del Ejército por sus críticas públicas contra la cúpula militar.

Los magistrados concluyen que Segura no solo no realizó una “crítica mesurada” a las Fuerzas Armadas, sino que las “expresiones y descalificaciones” que utilizó en sus entrevistas fueron claramente “insultantes y afrentosas”. Además, según la sentencia, la atribución a “mandos y autoridades de comportamientos corruptos y conductas contrarias a la ética y a la disciplina” excedieron “los razonables límites del derecho a la libertad de expresión”.

“Está claro que en España no existe independencia judicial y que el ministerio de defensa tiene mucho peso en todas las decisiones que toma el Tribunal Supremo”, dice Segura, quien afirma que tenía claro que, a pesar de toda la presión mediática, “no me iban a dar la razón”.

La corrupción y los abusos de las Fuerzas Armadas

El exteniente lleva años denunciando que el Ejército es un mundo paralelo lleno de abusos, de desvíos de dinero público, de corrupción, así como de acosos sexuales y laborales:  “Yo siempre digo que lo que yo cuento no solo lo he vivido yo, sino que lo vive cualquier militar en su día a día”, asegura.

“Tenemos a un capitán, condenado por 28 agresiones sexuales, que sigue siendo capitán y que le han ascendido. Tenemos al teniente coronel que acosó sexualmente a la comandante Zaida Cantero, y que le han ascendido y sigue siendo militar. Dentro de las FFAA tenemos a día de hoy incluso a militares que torturaron a dos prisioneros en Irak, tenemos a malversadores, tenemos a un teniente que estuvo vendiendo ordenadores en Ebay, que los robaba y los vendía, y hoy sigue siendo militar”, explica Segura sobre los casos que ha denunciado públicamente y que, además, están publicados en prensa.

Asimismo, el exmilitar critica que todo aquel que “no está a gusto o no se siente cómodo con todo este tipo de aberraciones es inmediatamente expulsado”. “Lo grave para el Tribunal Supremo es mi gramática, lo grave son los tonos o las formas que yo he empleado, no que esos señores estén en las Fuerzas Armadas”, añade.

Segura, además, afirma que los casos que él ha denunciado públicamente no se investigan y que la respuesta de autoridades como el rey, al que pidió una verdadera transición de las Fuerzas Armadas, es “el silencio”: “El rey Felipe VI se encuentra muy cómodo con su Ejército de acosadores, agresores sexuales, torturadores, malversadores, ladrones… Para él esto no es ningún problema”.

“Todos sabemos como el padre del rey siempre ha sido muy aficionado a rodearse de personas franquistas o pseudo – franquistas. Entonces para ellos no es ningún problema este ejército”, añade.

La desprotección de los denunciantes de corrupción

Su expulsión ha sido el último paso de toda una serie de castigos que comenzaron con un expediente militar y continuaron con diferentes arrestos, una huelga de hambre y, finalmente, su expulsión tras 13 años de servicio en las Fuerzas Armadas.

Segura forma parte de la Plataforma por la Honestidad, una asociación que pide protección para los denunciantes de casos de corrupción: “Somos perseguidos, nos sentimos purgados… Solo hay que ver las decisiones que ha tomado el Tribunal Supremo exonerando permanentemente a delincuentes y expulsando a quien los denuncia”, explica.

Además, el exteniente cuenta que los denunciantes de corrupción se sienten marcados por la sociedad: “Encontrar un trabajo es algo prácticamente imposible, puesto que nadie se quiere relacionar con nosotros. Somos un poco los apestados de esta sociedad. Yo creo que demuestra hasta que punto nuestra sociedad está corrompida cuando ser denunciante te convierte en un apestado. Es un gran problema”, concluye.

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